Fallece Quino a los 88 años. El artista gráfico Joaquín Salvador Lavado Tejón saltó a la fama por sus tiras cómicas de Mafalda, su personaje más emblemático a nivel global.
Su personaje Mafalda hizo su primera aparición un 29 de septiembre de 1964, para reflexionar sobre la familia, la amistad, el amor, la música, el dinero, la belleza, la política y los medios de comunicación.
Justamente el martes se habían cumplido 56 años de la primera publicación de Mafalda.
La triste noticia se conoció en Twitter a través de Daniel Divinsky, su editor, propietario de Ediciones La Flor.
“Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo, lo llorará”, escribió.
Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino, sufrió un accidente cerebro vascular en los últimos días y, a pesar de que los médicos lograron estabilizarlo, su estado se complicó, informaron medios locales.
Un trabajo inicial como dibujante publicitario le condujo a crear a Mafalda en 1962 gracias a unas lavadoras y unos frigoríficos.
A Quino le encargaron una publicidad que consistía en elaborar tiras cómicas para los diarios en las que se mostrara en dibujos la vida de una familia que utilizaba los electrodomésticos Mansfield. Y de esa secuencia fonética surgió el nombre de Mafalda.
Los periódicos rechazaron aquella publicidad, porque se confundía con los contenidos propios, y los personajes ideados por Quino para el encargo se quedaron en la recámara.
Fallece Quino, el creador de Mafalda; se tradujo en 30 idiomas
Sin embargo, los recuperó en 1964, ya sin propósito comercial, y así surgió en el periódico porteño Primera plana la tira de más éxito de la historia en lengua española, que después se publicaría en diarios de todo el mundo.
Más tarde, los libros que recogían aquellas escenas venderían millones de ejemplares y serían traducidos al francés, al inglés, al japonés, al chino…, a más de 30 idiomas.
Mafalda pasó también al cine, con un largometraje de dibujos animados hecho en Argentina, de 75 minutos, en el cual los personajes reproducían en lenguaje sonoro los escritos que su creador les había dado.
Pero a Quino no le satisfizo, porque al salir del estreno oyó que algunos decían: “¡Pero esa no es la voz de Mafalda!”. Así que la traspasó al cine mudo.
Las siguientes experiencias, a cargo del gran Juan Padrón, especialista cubano en animación, ya no tuvieron diálogos. Eran chistes nuevos basados en las escenas mismas. De ese modo, Mafalda ofreció a los espectadores la voz que cada cual le hubiera imaginado. De aquella pandilla (Manolito, Susanita, Libertad, Guille…), Quino siempre tuvo su hijo predilecto en el ingenuo idealista Felipe, durante toda su vida.